jueves, 8 de julio de 2010

UNA NOCHE AL ROJO VIVO

(FOTO: LP)




El pitido final del árbitro hizo explotar a la Comunitat. Cientos de aficionados abordaron el monumento de la afición para teñirlo con los colores de la bandera española al ritmo de cánticos como 'Illa, illa, illa, Villa maravilla' o 'yo soy español'. Toda la hinchada que se congregó en los alrededores de Mestalla acudió después con cuentagotas a la plaza del Ayuntamiento.
Desde todas las calles colindantes a la céntrica plaza (Lauria, Las Barcas y La Sangre, entre otras) fueron llegando los aficionados constantemente hasta congregarse cerca de 2.500 personas, según fuentes de la Policía Local, aunque al cierre de esta edición seguían arribando aficionados sin parar.

Los seguidores estaban completamente enloquecidos. Banderas de todos los tamaños, cláxones sin para de sonar, bufandas, camisetas, rostros pintados y un gran número de objetos servían para celebrar este hito del fútbol español.

Fueron muchos los cánticos sonados, algunos como los ya citados y otros como 'alemán el que no bote', 'que bote España', 'el Mundial ya está aquí', el himno español y el famoso «a por ellos». Cualquier cosa valía para celebrar el pase a la final. Uno de los aficionados emuló al mismísimo Charlie Waiting dando el banderazo de llegada de la Fórmula Uno.

Solo que esta vez no era de una bandera de cuadros blancos y negros sino una roja y amarilla. Coches, motos y hasta la misma policía pasaban por este particular Gran Premio. Hasta el cambio de los semáforos al rojo era un motivo para la celebración.

Las particulares vuvuzuelas valencianas se hicieron notar tanto en los alrededores del Mestalla como en la plaza del Ayuntamiento, provocando un ruido ensordecedor durante buena parte de la noche.

Los aficionados, como buenos valencianos, colocaron un gran número de tracas de varios metros en los alrededores de la plaza del Ayuntamiento y de Mestalla, y saltaron por encima como si se tratase de la hogueras de San Juan, dejando un rastro de olor a pólvora poco característico en esta época del año, pero un éxito como éste bien valía el esfuerzo.

La rápida aglomeración de aficionados sorprendió a las fuerzas del orden público. En la trayectoria hacia la plaza el núcleo de la fiesta se vieron pasar varias unidades de las Policías Local y Nacional. Al final tuvieron que precintar la acera de entrada al consistorio para evitar el paso de los hinchas. En otros puntos, desviaron el tráfico par a que los servicios de limpieza hicieran su trabajo.

Al cierre de esta edición no se habían producido incidentes graves, aunque sí hubo algunos vehículos que cometieron pequeñas infracciones. España amanece con resaca (algunos aprovecharon para hacer botellón), pero feliz tras conseguir el histórico pase.


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