miércoles, 24 de octubre de 2012

Armstrong, del éxito al ostracismo



He estado mucho tiempo callada, leyendo las ultimas informaciones que aparecían sobre el caso de dopaje de Lance Armstrong y he esperado un tiempo prudencial para poder reafirmarme en lo que, desde hace más de cinco años, he estado denunciando a través de este pequeño espacio.

Las pruebas existían, los testigos estaban callados y los médicos fueron comprados gracias a cuantiosas sumas de dinero que el ciclista americano pagaba a modo de donativos tras haberlo ayudado en su lucha contra el cáncer. Todo ha sido una pantomima con el único fin de salvaguardar la imagen de un "gran ciclista": don Lance Armstrong.

Recuerdo que cuando empece a quejarme abiertamente sobre este tema, mucha gente me decía que estaba loca, que no tenía pruebas fehacientes para poder denunciar algo como esto, pero siempre las he tenido. Sus compañeros de equipo ya se quejaron cuando veían que a ellos si les sancionaban mientras que a Lance no le decían nada. Uno de los casos más sonados fue el de Floyd Landis, quien conquistó el Tour de Francia en 2006 pero justo un año después se lo quitaron al haber dado positivo por testosterona. Y fue a partir de ese momento cuando el de Pennsylvania comenzó una guerra contra Lance Armstrong, ya que había visto con sus propios ojos como el tejano se dopaba durante algunas etapas de los Tours del 2002 al 2004 en su equipo: el US Postal. 



La gran mentira de Armstrong

Pero esto venía de muy lejos. Si buscamos información de los casos de dopaje en el mundo del ciclismo encontramos un equipo en el que estuvo Lance Armstrong, donde se dio a conocer, el equipo Motorola en la década de los 90, donde competía junto con Frankie Andreu y George Hincapie, dos de los once ciclistas que han denunciado al tejano por uso de sustancias prohibidas y también por ser uno de los instigadores del caso Motorola. 

Si empezamos a hilar sobre esta historia nos llevará hasta 1999, año del primer Tour de Lance. Al parecer durante esta ronda el equipo usó EPO y fue un hecho denunciado que no salió a la luz hasta un año después de manera anónima. Por las informaciones encontradas, se comenta que se detectó esta sustancia durante alguna de las etapas del Tour de Francia en la orina de los ciclistas del equipo US Postal, en el que casualmente se encontraba Armstrong. 

Desde el año 2000 hasta el 2004 no conocimos ningún tipo de información que pudiese inmiscuir al tejano en causas de dopaje. Pero fue en 2004, cuando su ex compañero Steve Swart, quien compitió con él en el equipo Motorola, quien afirmó haberse sentido presionado en el seno del equipo en los años 1994 y 1995 para tomar sustancias dopantes, entre las que se incluía EPO.

En 2005 existen dos confesiones importantes sobre este caso. Su ex asistente personal, Mike Anderson, presentó una denuncia en la Corte del Condado de Travis, en Texas, en la que afirmaba haber encontrado en febrero de 2004, en el cuarto de baño del domicilio de Armstrong en España (en Gerona), una caja con el título "androsterina", un esteroide anabolizante precursor de la testosterona. Finalmente llegaron a un acuerdo para que esto no saltará a los medios. La segunda confesión fue la de su ex compañero Frankie Andreu quien admitió haber tomado EPO.

Un año más tarde, Frankie Andreu junto con su esposa  acusaron a Lance en el periódico francés Le Monde. Aseguraron que el heptacampeón del Tour había admitido consumir sustancias dopantes justo antes de pasar por el quirofano durante el tratamiento para vencer el cáncer, en 1996. Todas estas declaraciones estan hechas bajo juramento durante el procedimiento judicial de arbitraje inciado por Lance Armstrong contra una compañia de seguros, que se negaba a pagarle cinco millones por su victoria en el Tour del 2004 al considerar que existian sospechas de dopaje.

La mujer de Andreu relató: "El médico comenzó a hacerle preguntas banales y le soltó: ¿Ha tomado productos dopantes? A lo que respondió que sí. Armstrong respondió que había tomado EPO, hormonas del crecimiento, cortisona, esteroides y testosterona". Una confesión reveladora que Lance intentó silenciar alegando que la mujer de Andreu podía haberse confundido por una posible mención al tratamiento posterior a la operación, que incluía esteroides y EPO para contrarrestar parte de los efectos de la quimioterapia.


Mientras iban apareciendo todas estas informaciones, Lance Armstrong aumentaba su patrimonio. Las siete victorias del Tour le hicieron millonario, con unos ingresos anuales de alrededor de 16 millones de euros, gracias a los patrocinios de Nike, Oakley y Trek. Pero Armstrong también hizo cosas buenas. En 1997, tras su intervención contra el cáncer, creó LIVESTRONG, una organización benéfica que lucha contra el cáncer. Una de sus campañas más exitosas fue la venta de las pulseras amarillas. Entre estas ventas y las innumerables donaciones que se han hecho a esta fundación, en 15 años la organización presidida por Armstrong consiguió recaudar más de 500 millones de dólares, convirtiéndose así en la principal organización benéfica.

El apocalipsis del tejano

2012 siempre ha sido considerado como el año del fin del mundo, y si lo ha sido al menos para Armstrong. Tras muchas investigaciones y denuncias interpuestas por numerosos ciclistas, la USADA acusó a Armstrong de 'uso, tráfico y administración a otros' de sustancias como EPO, testosterona, corticoesteroides, productos enmascarantes... Y de practicar desde el año 2000 el dopaje sanguíneo con la ayuda de los doctores Michele Ferrari y el español Luís García del Moral, ya suspendidos de por vida (por ello no teníamos conocimiento de ningún movimiento ilegal en las filas del equipo americano del US Postal). Otros dos españoles, el médico del ahora Radioshack Pedro Celaya y el preparador Pepe Martí (ex del Astaná y de varios ciclistas a nivel particular) y el director Johan Bruyneel también figuran como colaboradores activos, aunque estos tres han recurrido el proceso. 

Todas las piezas empiezan a encajar en el puzzle. La USADA fue la que primero movió ficha y días más tarde actuó la máxima autoridad del ciclismo internacional. La UCI ya ha dictado sentencia ante este caso y ha despojado a Lance Armstrong de sus siete tours y, por si eso fuera poco, le sancionarán de por vida después de estudiar detenidamente el reciente informe de la Agencia Estadounidense Antidopaje (USADA). Esta decisión se veía venir, era algo que tarde o temprano debía llegar porque no es normal que a otros deportistas si que les despojen de sus victorias cuando hay indicios de dopping, pero mientras unos sufren las consecuencias de sus actos, este hombre milagro ha estado viviendo de rositas y mintiendo a los miles de aficionados al mundo del deporte.

Las mentiras tienes las patas muy cortas y no era lógico ni normal lo que venía sucediendo, y menos que un hombre que venía de una lucha dura por el cáncer haya conquistado siete veces la ronda gala, uno de los campeonatos más duros del mundo del ciclismo. 


El problema de todo esto es que Armstrong se ha reído de todos nosotros, incluso de la justicia. Ha pagado a médicos, al doctor Ferrari, entre otros, la cantidad de un millón de dolares en concepto de donación por haberle salvado del cáncer. Siempre ha estado escoltado bajo la ayuda de este médico italiano y de su jefe de equipo Johan Bruyneel. 

Sus secuaces


Al doctor Ferrari se le ha inhabilitado de por vida por parte de la USADA y la justicia italiana esta estrechando el cerco para incluso denunciarlo en el ámbito penal, al margen del deportivo. Este hombre tiene un historial muy oscuro ya que en 1999 afirmó haber utilizado sustancias dopantes para que un ciclista batiera un récord mundial. Por lo que era obvio que algo turbio ocurría alrededor del equipo de Armstrong al tener en sus filas a este médico que juega con sustancias dopantes para beneficiar a los ciclistas. 


Por su parte, Bruyneel también se enfrenta a graves acusaciones de dopaje como las de David Zabriskie, Levi Leipheimer y Christian Vande Velde quienes afirman que el director del US Postal les instó a que tomasen EPO en 2000 y que no se opusieran a las transfusiones de sangre que el doctor del Moral iba a realizar para el Tour de Francia. 

El dopaje en estado puro, un equipo envuelto en el mayor escándalo contra la sanidad deportiva del mundo. Todo ello ha llevado a que las grandes firmas que respaldaban a Armstrong (como Nike, Trek, Oakley...) ahora le den la espalda, a pesar de que alguna de ellas silenció en su día, con medio millón de dólares, parte de estas acusaciones. 

Ahora es cuando vienen dos dilemas. El primero de ellos es que esos títulos quedaran en blanco, debido a que los segundos de los distintos Tours también se han visto implicados en casos de dopajes como el caso FESTINA, la Operación PUERTO, el caso FRIBURGO...Un papelón para la UCI y el Tour de Francia. 

Y el segundo dilema es uno que me planteo yo misma. ¿Le desposeerán a Armstrong del premio Príncipe de Asturias que consiguió en el año 2000? Se otorga dicho premio a la persona, institución, grupo de personas o instituciones que, además de la ejemplaridad de su trayectoria, hayan contribuido con su esfuerzo, de manera extraordinaria, al perfeccionamiento, cultivo, promoción o difusión del deporte. Por lo tanto, deberían quitárselo porque no es ningún ejemplo para nadie. Perdón, si lo es. De TRAMPOSO. 

Y es que la justicia siempre llega, más vale tarde que nunca pero al fin ha quedado demostrado de que pasta estaba hecho Lance Armstrong, el mayor engaño de la historia viva del ciclismo.