lunes, 16 de abril de 2012

Reflexiones post fin de semana

Hoy es uno de esos días para reflexionar sobre lo acontecido el fin de semana. Hemos vivido dos partidos vitales con diferentes resultados para los conjuntos implicados. Primero hablaremos del Valencia Club de Fútbol.


El domingo, el conjunto dirigido por Unai Emery mostró su peor imagen de la temporada. Venían de ganar en Mestalla ante el Rayo por un contundente 4-1, pero hay que ver las vueltas que da la vida. Si todos anunciaban a bombo y platillo que habían resurgido de sus cenizas cual ave fénix, bien distinta fue la cosa.

La defensa hizo aguas por completo y Guaita no tuvo uno de sus mejores días. El jueves nos espera la visita al Calderón para conseguir una buena renta de cara a la vuelta en Mestalla de la semifinal de la Europa League, y esperemos que los valencianistas regresen fortalecidos de Madrid puesto que se juegan un hueco importante en la posible futura final que podrían jugar en Bucarest.

La otra noticia la dio el Valencia Basket que llegó a la final a cuatro de la Eurocup. El sábado, los pupilos de Perasovic vencieron al todopoderoso Lietuvos Rytas. El conjunto taronja se había metido en la gran final por méritos propios gracias a las grandes actuaciones de Caner-Medley, Florent Pietrus y Nando de Colo.


Pero el destino les jugó una mala pasada el domingo, bueno no, el destino no fue. Fue el trio arbitral. Disfrutamos de unos de esos partidos que quedarán marcados en la historia ya que tanto el Khimki como el Valencia brindaron un gran juego a las más de 5.000 personas que allí se dieron cita. Pero las pérdidas de balón de los valencianos, fueron un punto de inflexión para el Khimki.

El último cuarto fue el decisivo y fue ahí donde saltó la polémica. Faltas no reales y no pitadas fueron el detonante para que los rusos se llevasen la Eurocup. Ante todo, dar la enhorabuena al Valencia Basket porque a pesar de no haber alzado su tercer título europeo demostraron la cultura del esfuerzo que llevan serigrafíada en las camisetas que llevan y pese a ello fueron los vencedores para miles de aficionados que se volcaron con el equipo tras la derrota.

Y es que la cultura del esfuerzo es lo que más importa a una hinchada que es la que te lleva en volandas o la que te critica hasta la saciedad. Y es este un claro ejemplo de que aunque seas derrotado en una final importante, tu equipo te anima hasta la muerte porque ve reflejado el carácter luchador y comprometido de un conjunto que tiene sed de títulos.